El gusto por la miniatura, que probablemente es tan antiguo como el arte mismo, tiene dos motivaciones. La primera se inspira en el reclamo del “más difícil todavía” e impone al autor una dolorosa minuciosidad que no termina de alcanzar el placer del triunfo por más  que el observador reconozca maravillado la perfección del resultado. La segunda va más al interior, es más de artista y menos artesano y asienta sus raíces en la búsqueda de la belleza de lo minúsculo, aquello del “small is beutiful”, la consigna medio hippy medio pre-postmoderna, que tanto atrajo a la generación del tránsito. Aunque, como es obvio, estas motivaciones  no son excluyentes, también es verdad que orientan sobre la personalidad del creador.

 

Por lo que a mí respecta debo decir que cuando reveo mis pinturitas me inclino a pensar que me encuentro entre las del segundo grupo. Aunque, dado que he aterrizado en el mundo de lo pequeño hace no demasiado tiempo, muy bien puede ser que las cosas no sean como yo me creo.

 

Aprendí la técnica en la escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real. La consolidé luego con ´mi trabajo de pintora de paisajes y con mi labor como enseñante. Me especialicé en la acuarela, pero nunca dejé de lado el óleo y, poco a poco, mis cuadros fueron colgándose  por aquí y por allá, incluso en algún museo. Eso sí, siempre en el formato compatible con la pared del salón.

 

Lo que vino después fue mi pasión por los cuadritos, si vale la expresión, es decir: el contenido de esta muestra.

 

Venta en: https://www.etsy.com/es/shop/MiniArteNuriaTorrent